Desde hace unos años, Zaragoza se beneficia de una iniciativa ciudadana que pusieron en marcha un responsable de comunicación y una jurista para ayudar a mejorar su ciudad. Juntos crearon Zaragoza Ciudadana, una asociación sin ánimo de lucro y que se basa en la colaboración de los vecinos para denunciar, con la ayuda de las redes sociales, las cosas que el Ayuntamiento debería mejorar en su ciudad.
Zaragoza Ciudadana ha creado una fórmula que ha conseguido bastante éxito y que lanzaron en Instagram: La fórmula “POP”, basada en Pasear, Observar y Proponer. Es decir que los vecinos pasean, fotografían lo que no les gusta, lo suben a las redes y desde Zaragoza Ciudadana lo comparten con el Ayuntamiento para que este dé solución a los problemas detectados.
Es una gran idea, que ha sabido combinar las posibilidades técnicas y de democracia participativa que ofrecen las redes sociales, en una justa y medida mezcla de los ingredientes que ha conseguido que el Ayuntamiento escuche y solucione los problemas urbanos. Según la asociación, son cientos las quejas que se envían cada año y casi un 50% se han atendido.
La mayoría de las quejas son por desperfectos en el asfalto o las aceras, problemas con las baldosas o los árboles y con el funcionamiento de los medios de transporte. Sin embargo, como cualquier medicina, la fórmula POP de Zaragoza Ciudadana a veces tiene que enfrentarse a enfermos a los que no consigue curar. Es el caso del Parque Miraflores.
Según reconoce la propia plataforma, desde hace años reciben constantes denuncias sobra la falta de mantenimiento y conservación del parque, entre las que se incluyen zonas verdes en mal estado, árboles caídos que no se recogen, constantes averías en los sistemas de riego, caminos encharcados o con el adoquinado roto. Todo ello, además de los problemas estéticos, genera accidentes en no pocas ocasiones.
Pese a que las quejas que la plataforma envía al Ayuntamiento consiguen en muchas ocasiones respuestas y soluciones por parte del Consistorio, en el caso del parque Miraflores, solo silencio. O lo que a veces es peor, se prometen soluciones que después no se ejecutan.
El parque es una de las pocas zonas verdes en el centro de la ciudad de Zaragoza y una de las peor cuidadas y mantenidas. El Barómetro Osur, una encuesta realizada por Ipsos en las 30 primeras ciudades de España por número de habitantes, ya detectó que el servicio urbano peor valorado en Zaragoza es el cuidado de parques y jardines y zonas verdes. En una ciudad en general satisfecha con sus servicios, este es el único que no alcanza el 50% de ciudadanos satisfechos y el que mayor índice de insatisfacción genera, con el 32%.
Entre las denuncias recogidas por Zaragoza Ciudadana, se constata que su embaldosado está tan deteriorado que obliga a caminar por el césped y el Ayuntamiento se escuda en esto para no reponerlo. También son constantes las quejas sobre el sistema de riego que produce constantes encharcamientos.
Además, la zona canina es un foco de conflicto ya que el terreno es impracticable y el vallado, que ya acumula más de 15 denuncias en la plataforma, está muy deteriorado y se producen accidentes con personas heridas al quedar enganchadas. Por si fuera poco, su escasa altura permite que los perros los salten y se escapen.
También se denuncian tocones de árboles no arrancados que son peligrosos para los caminantes, socavones, caminos en mal estado y lugares del parque en los que se acumula suciedad, excrementos de mascotas y restos de botellones. Estos problemas de falta de limpieza se pueden achacar en parte a la escasez de papeleras y a su mala distribución.
Todo esto, y en ello coinciden los responsables de Zaragoza Ciudadana, hace de este parque Miraflores un parque olvidado por el Ayuntamiento y una de sus asignaturas pendientes. Quizá lo más grave del asunto es que, pese a las constantes quejas de los ciudadanos, los gestores municipales hagan caso omiso. Están en el cargo para escuchar y solucionar los problemas de los vecinos y no para olvidarlos como parece que han hecho con el parque Miraflores.
Diego Jalón